EL FRACASO DE LA SELECCIÓN ESPAÑOLA
Luis Enrique y su sonrisa ya son historia. Sólo hace falta saber a qué club irá a parar con un currículum al que puede añadir su estrepitoso fracaso en Qatar. Y es suyo porque el asturiano no se cansó de asegurar que la estrella de la selección era él; el único líder, el ‘puto amo’ de un grupo sin figuras y donde todo giraba en torno a él para lo bueno (poco) y lo malo (mucho).
Los gestos, en su afán por controlar hasta el último detalle, han delatado su segunda etapa en la selección. Desde imponer los colores de ‘La roja’ hasta el estrafalario andamiaje al que se subía para dirigir los entrenamientos desde las alturas. Ya dejó clara su intención de que nadie le eclipsara al no convocar a Sergio Ramos, un veterano con poder mediático que habría menguado sus dotes de mando.
Y mantuvo hasta el último día la distancia sideral que le ha separado de los periodistas, sacándose de la chistera su faceta de ‘streamer’ para congraciarse con los aficionados. Un falso acercamiento porque todas las preguntas pasaban por su filtro. Más ridículo.
Autoproclamado el mejor seleccionador del mundo, tras la goleada ante Costa Rica, su fracaso comenzó a fraguarse ante Alemania, luego Japón y culminó ante Marruecos. Luis Enrique ya es historia para nuestra tranquilidad y la de su valedor, el presidente de la RFEF, Luis Rubiales, que también dijo que su Federación es la mejor del mundo, y que optó por lo más fácil, quitárselo de en medio.
En definitiva, a Luis Enrique se le ha helado la sonrisa y, visto lo visto, todo lo que suene a Luis (Rubiales) sigue siendo un problema para el fútbol español. Ojalá Luis de la Fuente sea la excepción que confirme la regla.
Y es que Luis Enrique debería haber aprendido algo del seleccionador que hizo a España campeona del mundo en Suráfica, don Vicente del Bosque. Pero para eso hay que nacer señor y tener clase. Esas virtudes, además de otras, no las tiene (según sus propias palabras) el mejor líder… A quien habría que preguntarle ahora, tras su gran fracaso y ridículo a nivel mundial, ¿de qué te ríes, Luis Enrique?. Patético.