La Supercopa del fútbol español se ha vuelto a jugar en Arabia Saudí, lo que siempre ha provocado muchas críticas.
El periodista Keko Ruiz nos ofrece su opinión al respecto.
En la gestión de Rubiales y Tebas, el aficionado es un elemento decorativo
La Supercopa de España es ese torneo en el que cuatro equipos de la Liga se juegan un título de medio pelo, a 7.000 kms. de distancia, a mayor gloria y propaganda de los jeques árabes y que se ha convertido en el negocio del siglo para Luis Rubiales y Gerard Piqué.
El presidente de la RFEF, con un curriculum que no desmerece de los de Pablo Porta y Ángel María Villar, padece esa maldición afín a cuantos acceden al sillón presidencial. Un afán de lucro que amortiza con un sueldo de 29.000 euros mensuales, que no incluye dietas ni las comisiones por sus gestiones con Piqué. De todos modos, esta cantidad palidece ante los 280.000 euros mensuales que se embolsa Javier Tebas por presidir la LFP.
Pero si por algo se caracterizan Rubiales y Tebas, además de sus encarnizadas disputas por quedarse con el trozo más grande del pastel, es por una gestión en la que los aficionados y el fútbol base son elementos decorativos. Si a Rubiales le ha dado por el Golfo Pérsico, a Tebas no le quitan de la cabeza llevar partidos de Liga a EEUU.
LA SUMISIÓN DE LOS CLUBES
Esta dictadura a cuatro manos del fútbol español no sería posible sin el consentimiento de buena parte de los 20 clubes que militan en Primera, cuyos presidentes, en mayor o menor medida, se benefician de los derechos audiovisuales para luego hacer y deshacer a su antojo en sus clubes, en los que los abonados y el fútbol modesto también son actores secundarios sin apenas relevancia.
Y puestos a rebelarse contra el poder establecido, aparecen negros nubarrones en forma de esa Superliga con la que tanto sueñan Florentino y Laporta. Un proyecto que dinamitaría el chollo que se han montado Rubiales y Tebas, y que promete años de tensión entre ambas facciones. Hasta entonces, Luis Rubiales y sus acólitos seguirán disfrutando, cada mes de enero, de su idílico episodio de las mil y una noches sauditas, (algo que también critica Vizcaíno), mientras el resto de los mortales nos tenemos que conformar con vivirlo desde el salón de casa o en el bar de la esquina.
Keko Ruiz