Tiene un notable curriculum deportivo que, en los últimos meses, parece que se ha emborronado por asuntos judiciales. La instrucción (no terminada) de la ‘Operación Líbero’ le califica como socio del principal imputado, Quique Pina.
El próximo mes de junio tiene que ir a declarar (igual que Pina y Labrador) por los ‘fichajes’ de Mbaye y Diagné. Por falta de confianza, Vizcaíno lo echó del Cádiz y la sentencia sobre su readmisión ha sido recurrida por el Cádiz, mientras que el presidente asegura que no volverá a ser director deportivo, lo que no quiere decir que no regrese al club, aunque no en su antiguo cargo.
Sea como fuere, el socio de Pina, Juan Carlos Cordero, está entre Juzgados, Audiencia Nacional y demandas. Tiene todo el derecho a luchar por sus intereses económicos, personales y por recuperar su prestigio, pero la pregunta es bien sencilla. ¿Se equivoca en su estrategia Cordero? Se sabe cómo se las gastan los presidentes de los clubes del fútbol español. Estar siempre liado en temas judiciales no está bien visto y eso a Cordero, sin duda, le puede pasar factura. La Justicia y los clubes que quieran ficharle pueden tener la última palabra.